Es sin duda la uva tempranillo la variedad española por excelencia para la creación de caldos tintos. Desde la antigüedad la península ha sido lugar de nacimiento y difusión hacia otras partes del mundo de esta variedad de uva. A pesar que su preponderancia es notoria en la Rioja o Valdepeñas, su expansión en la actualidad por toda la península es una realidad, así como su buena acogida en lugares tan distantes como Argentina o Australia.
La uva tempranillo crece mejor en zonas de relativa altitud, con temperaturas que en julio oscilan durante el día entre los 20 y los 40 ºC y que por la noche pueden descender hasta los 16 ºC. En general podemos decir que es una uva que no resiste muy bien la falta de agua, pero muy sensible a la abundancia de esta. Es por eso, que los viñedos de Bodega Harapa se encuentran en un lugar inmejorable para el cultivo y la crianza de la uva tempranillo. Nuestros viñedos están situados a unos 1000 m de altitud sobre el nivel del mar, en una altiplanicie a los pies de Sierra Nevada. La tierra es fértil, regada por el agua que baja de la montaña y el clima es seco. La temperatura en el mes de julio no es en ningún caso demasiado alta durante el día y durante la noche suele ser bastante agradable.
El mosto que produce la uva tempranillo es muy equilibrado, tato en color y acidez como en azúcar. Es una variedad excelente tanto para la producción de vinos jóvenes como de producciones más envejecidas. A la vista el tempranillo es rojo-violáceo. Suele tener suaves aromas a frutas rojas con toques florales en ocasiones y con olores más expresivos como el chocolate o los torrefactos tras la crianza. En boca también suele destacar por su suavidad, haciendo de esta variedad de vino una de las más versátiles para el maridaje con distintos guisos y alimentos en general.
En tinto o rosado, desde Bernardo Harapa hemos querido ofrecer una visión propia y elaborar dos vinos con esta variedad basándonos en la alta calidad, el buen cuerpo y la complejidad aromática que aporta.
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